Dentro de los gases de efecto invernadero, el que más se conoce es el dióxido de carbono (CO2). Cuando mencionamos las emisiones contaminantes y los problemas medioambientales siempre será el primero en la lista, y es porque es el que más se menciona y toma en cuenta.
Pero existen otros gases que también son contaminantes e incluso más potentes que no se mencionan regularmente, lo que provoca que los desconozcamos un poco.
Óxido nitroso
Este gas es el óxido nitroso (N2O), un gas que en su mayoría proviene de fertilizantes utilizados en la agricultura. Actualmente, la agricultura representa alrededor del 16-27% de emisiones producidas por humanos, las cuales son por los fertilizantes.
El gas es 300 veces más potente para provocar cambios climáticos, y también tiene una duración de vida larga. Se estima que 114 años aprox. se tarda antes de desintegrarse, además de que agota el ozono de la atmósfera.
Los científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) calcularon que el óxido nitroso presenta un 6% de los gases de efecto invernadero y tres cuartas partes de esto son por la agricultura.
Y un estudio realizado en 2020 determinó que las emisiones de óxido nitroso han aumentado un 30% en las últimas cuatro décadas. Especialmente por el uso intensivo de fertilizantes nitrogenados sintéticos.
Incremento del N2O
Antes de que se produjera este problema, el nitrógeno que había en la Tierra provenía de composta, estiércol en las granjas, microbios fijadores de nitrógeno, y otros procesos de la Tierra, lo cual no era un exceso alarmante. Pero el problema comenzó a principios del XX con un proceso llamado Haber-Bosch, que proporcionó una forma de producir cantidades masivas de fertilizante amoniacal.
El fertilizante aumenta las cosechas y ayuda a la producción que se necesita mundialmente. El problema está en la contaminación que emite, sobre todo de nitrato y amonio.
Para poder crear este fertilizante amoniacal se necesita ser sometido a procesos de uso intensivo de energía eléctrica, lo que termina produciendo más CO2. La creación de estos productos representa el 1% de las emisiones de CO2 mundialmente, que ha estado aumentando a 1.4%.
Al final ya que es usado por los agricultores, estos lo aplican unas pocas veces al año de forma concentrada, pero no siempre los cultivos lo absorben adecuadamente, lo que provoca que se escape y llegue a los acuíferos. El resto se queda en la tierra y es consumido por microbios, este se va transformando hasta llegar a ser el N2O.
Posible solución
En la solución de este problema se tomaron en cuenta diversas maneras de poder lograrlo.
Microbios
Se ha estado optando por utilizar microbios capaces de suministrar el nitrógeno. Estos microbios consumen los azúcares de las plantas y sueltan nitrógeno como un intercambio.
La empresa que comercializa este tipo de microbios se llama Pivot Bio, lo hace desde 2019, y el producto Pivot Rio Proven. Pero los resultados no son del todo buenos y como esperaban.
Biofertilizantes
Los biofertilizantes son otra opción que mejora el crecimiento de las plantas, pero depende del suelo y el entorno donde se aplique.
Al igual que los microbios han tenido una ligera mejora en el rendimiento, y no dan el resultado buscado.
Sin labrar el suelo
En un estudio de la Universidad de Teesside en Reino Unido, por la microbióloga Caroline Orr, determinó que la reducción del uso de plaguicidas fomentó una comunidad bacteriana más diversa, y lo mismo ocurrió con el nitrógeno.
Después de un análisis de más de 200 estudios, se reveló que el suelo que ya fue tratado y utilizado, liberó más emisiones de óxido nitroso durante los primeros 10 años al dejar el arado y uso de estos, pero después disminuyó. Esto se debe a que después de años pasando con maquinaria encima, todos estos gases se compactan y con el tiempo se liberan.
El uso de fertilizantes, de riego y la labranza afecta la producción natural de nitrógeno, oxígeno y carbono.
En los suelos no tratados, la estructura que poseen permite que el oxígeno fluya de mejor manera, lo que le da mayor oxígeno y menor producción de óxido nitroso. Además de que absorben más carbono, siendo esto otro beneficio. Así podría ahorrar el gasto en fertilizantes, agua, y reducir emisiones.
Una investigación sobre granjas de tomate en el Valle Central de California, descubrió que una labranza reducida y un sistema de riego por goteo de nitrógeno reducen las emisiones de N2O en un 70%, en comparación con la forma convencional.
En realidad, este un problema que no está a la vista de todos, pero que genera grandes problemas ambientales. Esperemos que con estos nuevos métodos se pueda eliminar el uso de plaguicidas y fertilizantes nitrogenados.